Los hábitos: El “músculo” de la cultura de aprendizaje

Una parte importante de la cultura de una organización viene definida por los hábitos de las personas que la forman. Orientar a una organización hacia una cultura del aprendizaje requerirá introducir nuevos hábitos para que las personas:

1.- Compartan aprendizajes, experiencias y dudas y

2.- recopilen las mejores prácticas y las apliquen.

Ya habíamos escrito sobre «Los 7 hábitos de gestión del conocimiento altamente efectiva» haciendo un paralelismo con el libro del Stephen R. Covey.

En esta ocasión concretaremos cuáles son los hábitos que hay que fomentar para orientar a personas y equipos hacia el aprendizaje y la innovación.

Hábitos, comportamientos y valores

Un hábito es una práctica o un comportamiento adquirido que facilita la consecución de resultados similares gracias a la reproducción secuencial de las mismas actividades. Los llevamos a cabo de forma prácticamente inconsciente. Así, cuando sabemos conducir, no hay que pensar que para cambiar de marcha hay que apretar el embrague.

Los comportamientos pueden ser puntuales, los hábitos no. Para introducir nuevos comportamientos y transformarlos en hábitos, es necesario difundir valores que sean coherentes con un modelo de aprendizaje colaborativo y de innovación. Algunos de ellos pueden ser:

  • Curiosidad: Para preguntarse sobre el «por qué de las cosas», para atreverse a plantear «qué pasaría si …». La curiosidad es el motor del aprendizaje y la innovación.
  • Solidaridad: Para compartir lo que sabes. El apoyo mutuo facilita la consecución de los objetivos colectivos.
  • Compromiso: Cada miembro se hace responsable de su aprendizaje y de el del resto del equipo.
  • Responsabilidad compartida: Asumimos el reto del aprendizaje colaborativo. El aprendizaje se produce mediante el intercambio de experiencias y la conversación. Aprendemos cuando nos enseñan y también cuando enseñamos.
  • Respeto: Aprender implica escuchar a otros que, quizás, tengan un punto de vista diferente del nuestro. El respeto mutuo, la escucha activa y la consideración de las ideas de los demás favorecen el aprendizaje.

Comportamientos

Una vez definidos los valores, hay que trabajar los comportamientos. Este es un tema complejo que requiere tiempo, acompañamiento y perseverancia. Definir y explicar los comportamientos que esperamos de las personas es indispensable para introducir cambios en la «manera de hacer». Veamos cuáles serían algunos comportamientos consistentes con los anteriores valores.

Curiosidad

Nos invita a hacernos preguntas y compartir dudas. ¿Por qué lo hacemos así? ¿Existe una mejor manera de hacerlo? ¿Qué valor aporta nuestro trabajo? Es necesario fomentar el debate entre los miembros de nuestros equipos y entre los equipos. Hay que aceptar el error como fuente de aprendizaje.

Solidaridad

Implica la colaboración activa entre los miembros del equipo para ofrecer ayuda y apoyo y favorecer el aprendizaje. El conocimiento no lo pierdo cuando lo comparto (cosa que no pasa con los recursos tangibles). Es necesario fomentar el intercambio de los conocimientos y experiencias que facilitarán la consecución de los objetivos comunes.

Compromiso

Implica cumplir las responsabilidades asumidas y actuar para apoyar a los compañeros en el logro de las suyas. Es necesario identificar y compartir los aprendizajes que se derivan de proyectos llevados a cabo y de la aplicación de los procesos clave de la organización. Hay que difundirlos y aplicarlos.

Responsabilidad compartida

El éxito individual está ligado al del equipo. Hay que colaborar en la consecución de los objetivos comunes. Es necesario que cada uno se haga responsable de su propio aprendizaje y de dar apoyo a los compañeros en su propio proceso de desarrollo profesional.

Respeto

Implica un trato considerado, una escucha verdadera y la valoración sincera de las opiniones de los demás. Es necesario respetar las ideas y los puntos de vista de los compañeros y fomentar un ambiente de confianza y apertura.

Comunicación efectiva

Expresando las propias ideas de forma clara, escuchando con atención y resolviendo los conflictos de forma constructiva. Es necesario compartir de forma abierta la información y el conocimiento relevante debatiendo sobre las mejores opciones de forma constructiva.

Transformando los nuevos comportamientos en hábitos consolidados

El objetivo de cualquier modelo para la gestión del conocimiento debe ser el aprendizaje de las personas y equipos. Hay que pasar de los conceptos a la práctica. No se aprende leyendo ni escuchando. Se aprende debatiendo, haciendo y llevando a la práctica. El aprendizaje es más rápido y completo si es colaborativo. Es necesario el apoyo del equipo para transformar el conocimiento explícito (capturado, documentado, organizado, …) y las experiencias en aprendizajes.

Aprender implica incorporar, de forma consolidada, «nuevos hábitos» y descartar los antiguos. Para aprender hay que saber «desaprender». Para alcanzar esta consolidación del cambio hemos adaptado el modelo de John Kotter, autor del libro «Leading Change».

  1. Crea un sentido de urgencia para impulsar la cultura del aprendizaje. ¿Cuál es la situación ahora? ¿Qué impacto tendrá «saber hacer mejor» el trabajo? Pasemos ya a la acción.
  2. Crea un equipo motor de la gestión del conocimiento con capacidad para difundir y acompañar en la aplicación de las nuevas dinámicas de aprendizaje.
  3. Incluye los valores y la cultura del aprendizaje dentro del marco estratégico de la organización. Haz difusión y asegura que se comprenden y se comparten.
  4. Integra y apoya al mayor número de personas en la difusión de las nuevas dinámicas de aprendizaje. Delega y confía en los “convencidos” independientemente de su nivel de responsabilidad en la organización.
  5. Identifica las barreras a la introducción de los comportamientos derivados de la cultura del aprendizaje. Prevé, con anticipación, cómo superarlas.
  6. Tan pronto como se produzcan, comparte los impactos positivos de los aprendizajes compartidos y de los intercambios de experiencias. Haciéndolo, reconocerás el buen trabajo realizado y aumentarás la curiosidad de los escépticos.
  7. Se persistente en el apoyo a la implantación. Hay que consolidar los nuevos hábitos de forma definitiva. Suele ser demasiado fácil volver atrás: «Es lo que siempre hemos hecho y es más fácil».
  8. Elimina los antiguos hábitos y valora la correcta implantación de los nuevos.