Personas con superpoderes: Motores del cambio en las organizaciones

Nuestro trabajo de acompañamiento a organizaciones (y a las personas que las integran) en la implantación de nuevos modelos gestión nos ha permitido constatar la existencia de personas con “superpoderes”. Suelen ocupar puestos con una mínima responsabilidad, “luchan” para implantar “nuevas formas de hacer” (modelos de gestión) y mejorar los resultados de sus equipos.

Todo el mundo tiene algún “superpoder”: ¿Cuál es el tuyo?

¿Cuáles son sus cualidades?

Estas personas, al igual de lo que sucede con las superheroínas y superhéroes de ficción, destacan por poseer i desarrollar las siguientes cualidades:

  • Generosidad: Piensan en el equipo antes que en su beneficio y prestigio personal. Ofrecen apoyo de siempre que sea necesario, sin esperar nada a cambio.
  • Tenacidad: Son firmes y constantes en la realización de las tareas que les conducirán a alcanzar el propósito común.
  • Capacidad innovadora: Saben abordar los problemas y retos de forma diferente, encontrando soluciones que pocos son capaces de identificar.
  • Amabilidad: Escuchan de forma consciente, son pacientes y comprensivos. Son considerados y exigentes a la hora de fomentar el desarrollo de sus equipos.

¿Cómo nos orientan y nos enseñan?

Tienen un estilo de liderazgo que fomenta la autonomía de sus equipos, la diversión en el trabajo y el aprendizaje colectivo. Nos acompañan en nuestro desarrollo y evalúan los resultados alcanzados con el objetivo de identificar y aplicar, de forma conjunta, mejoras concretas. Identifican, para desarrollarlos, los puntos fuertes de las personas que forman parte de sus equipos.

Tienen un estilo de comunicación abierto y basado en una escucha activa “verdadera”. Valoran las opiniones y las perspectivas del equipo (aunque no estén perfectamente alineadas con las suyas propias).

Fomentan el empoderamiento y la delegación confiando en sus equipos a los que dotan de autonomía para la toma de sus decisiones.

Plantean objetivos colectivos. Lo realmente importante son los resultados del equipo. Fomentan el intercambio de experiencias individuales para hacer más fuerte al equipo. Pueden llegar a prescindir de “estrellas” si éstas no saben compartir i aportar al equipo.

Si surgen conflictos, fomentan la resolución constructiva de los mismos acudiendo al dialogo basado en los valores del equipo o la organización.

Sin olvidar que la responsabilidad es suya, actúan de forma flexible identificando posibles cambios en las necesidades y circunstancias y teniendo en cuenta las opiniones del equipo.

Fomentan el respeto y la amabilidad sincera tanto entre los miembros del equipo como hacia las personas de su entorno.

¿Qué nos transmiten?

A través de su ejemplo, las personas con “superpoderes” difunden valores: 

  • que nos orientan hacia la consecución de resultados (esfuerzo, eficiencia, compromiso, calidad, sostenibilidad, …).
  • que facilitan nuestro desarrollo profesional (emprendimiento, pasión, aprendizaje, innovación, autonomía, transparencia, generosidad, colaboración, diversidad, flexibilidad, …).
  • y que fomentan nuestro crecimiento como personas (honestidad, vida, entusiasmo, respeto, solidaridad, integridad, …).

Vale, y qué hacemos …

¿Conoces a alguien así? Pues procura acercarte todo lo que puedas. Pasa a formar parte de su equipo, si es posible. Conversa, pregunta e intenta aprender todo lo que puedas.

¿Eres tu una de esas personas? No desfallezcas. No siempre están bien vistas, en especial en organizaciones poco orientadas a las personas y la colaboración. Continúa difundiendo las maneras y actitudes con el ejemplo. Llegará la hora del reconocimiento, sin duda por parte tu equipo y probablemente por parte de la dirección de tu organización.

Si formas parte del equipo directivo tendrás la responsabilidad de trasladar estas formas y actitudes al resto de la organización. Te sugerimos las siguientes etapas:

  1. Transmite la urgencia por implantar en cambio. ¿Qué puede pasar si seguimos cómo estamos? ¿Qué pasará si vamos introduciendo las mejoras de forma progresiva?
  2. Identifica a las personas que comparten esta forma de hacer. Ellas serán las mejores “impulsoras” del cambio. Comparte lo que “hay que hacer” y, sobre todo, cómo hay que hacerlo. Ofrece tu apoyo y seguimiento.
  3. Modifica, si es necesario (y tienes autoridad suficiente), el marco estratégico de tu organización para asegurar que incluye los valores a difundir y se desarrollan las políticas necesarias. Escribirlo no será suficiente. Asegúrate de que se planifican y llevan a cabo los cambios.
  4. Integra a cuantas más personas mejor en el proyecto. Aunque, ten en cuenta que no toda la organización está preparada que incorporarse de forma inmediata. Identifica a las que lo pueden favorecer y a las que lo pueden dificultar.
  5. Identifica las posibles barreras, planifica que habrá que hacer para superarlas y define responsabilidades.
  6. Comparte, tan pronto como se produzcan, los resultados positivos que se vayan alcanzando. Hay “vender” los éxitos al conjunto de la organización, en especial, a los reticentes al cambio.
  7. Asegúrate de eliminar el efecto “goma elástica”. Los cambios los implantamos para que permanezcan. Hay que mantenerse firme. Todos tenemos tendencia a volver a “lo que hemos hecho siempre”, es más cómodo.
  8. Y, para acabar, elimina cualquier rastro de los hábitos antiguos.

Comienza en cuanto tengas la oportunidad. Estamos aquí para ayudarte.