Siempre hay alguien dispuesto a ayudar

Desde diferentes tipos de organizaciones se están percibiendo los beneficios que las redes o comunidades de profesionales pueden ofrecer.
Estos días he tenido la oportunidad de colaborar en la dinamización de diferentes grupos de trabajo de la “Red de Conocimiento e Innovación de la Fundación CEDDET”. El reto ha consistido en identificar cuáles eran los aspectos de interés de las personas que integran la red y acompañar a «los que saben sobre el tema» a compartir sus experiencias y consejos.
Por otra parte, he tenido la oportunidad de conversar con un experto en materiales de baño y grifería de no importante empresa distribuidora. Me explicaba cómo se organiza, de manera informal, para compartir su conocimiento con el resto de compañeros de otros puntos de venta. Me decía: «nosotros no solo vendemos suministros, vendemos soluciones. Cierra comillas. Y claro, para poder vender mejor la soluciones es necesario compartir el conocimiento experto entre compañeros.
Los dos casos me han servido para recordar que tanto en las organizaciones formales (empresas, organismos públicos, organizaciones, sin ánimo de lucro,…) Como en los grupos informales, hay siempre personas dispuestas a ayudar a los que necesitan un consejo experto.

Las redes de cooperación

Las redes están formadas por personas que comparten un interés común y están dispuestas a cooperar. Estas personas están en contacto gracias a alguna plataforma virtual o red social que les permite compartir información y experiencias. Las redes de la fundación CEDDET son un ejemplo, otros grupos se crean alrededor de LinkedIn, Google+ o otras alternativas.

Son pocas las organizaciones que han integrado estas redes dentro de sus procesos clave. Es muy probable que, dentro de su mapa de procesos o actividades aparezcan temas relacionados con las compras y la relación con proveedores, las ventas y la relación con los clientes o procesos orientados a garantizar una «buena salud» financiera. Es probable, incluso que consideren la formación como un aspecto clave.

a pesar del enorme impacto que estas redes pueden tener sobre los resultados de la organización, son pocas las que las gestionan de forma correcta. De hecho, suelen surgir de la necesidad de las personas que las integran:

“es qué tal o cual compañero sabe…, y por eso le pregunto sobre el tema”.

Pocas organizaciones, las promueven y las apoyan. Algunas las toleran. Incluso hemos encontrado casos en que esta actividad se percibe como una pérdida de tiempo, por no estar vinculada a los objetivos asignados:

“Un vendedor tiene que vender, un gestor de almacén ha de controlar los stocks, los inventarios,… Su responsabilidad es centrarse en las tareas que tienen asignadas».

No se les ocurre que dentro de la responsabilidades asignadas a las personas pueda estar de compartir su conocimiento para hacer más eficiente el trabajo de los compañeros.

Cómo impulsar las redes de cooperación

Para que una red funcione y pueda obtener resultados, es necesario garantizar la existencia de:
1.- Un marco para su organización que ayude a establecer, evaluar y alinear sus objetivos con los de la organización. Podem definir aquest marc responent, entre d’altres, a les següents preguntes:

  • ¿Cuáles son los resultados que queremos conseguir? ¿Cuál es el propósito de la red? ¿Existen unos objetivos a alcanzar? ¿Cuáles son?
  • ¿En qué medida estos resultados contribuirán a la consecución de los objetivos estratégicos de la organización o del área?
  • ¿Cómo me diremos los resultados alcanzados y su impacto sobre la organización y sobre sus objetivos?
  • ¿por qué vale la pena que las personas inviertan su tiempo en la red? ¿qué ganarán (no solo a nivel económico) si consiguen los resultados esperados?
  • ¿Cómo prestaremos apoyo a la red?
  • ¿Cómo entregaremos la participación de la red en las funciones y tareas asociadas al puesto de trabajo de cada uno de sus miembros?

2.- Unos procesos que faciliten la operativa de la red, que definan qué es lo que hay que hacer para convocar, proponer, motivar, integrar, recopilar, etc.:

  • ¿Cómo nos organizamos para promover el propósito o alcanzar los resultados?
  • ¿Qué dinámicas se comunicación queremos definir?
  • ¿Quién puede participar en la red? ¿Estableceremos criterios de admisión, cuáles?
  • ¿Cómo nos relacionaremos con otras redes? ¿Para qué?

3.- unos roles definidos que establezcan las funciones a asumir por sus integrantes. Para identificar estos roles podemos responder a algunas de las siguientes preguntas:

  • ¿Quién coordinará y dinamizará las actividades de la red? ¿Qué funciones y tareas quedan definidas bajo el paraguas? «coordinación y dinamización «?
  • ¿Quién sabe y quien ha de aprender sobre el tema?
  • ¿Quién y cómo va a integrar las aportaciones y presentar los resultados?
  • ¿Quién se encargará de difundir los documentos generados?

4.- Una solución tecnológica que facilite la comunicación y el trabajo colaborativo. No solo es importante que la tecnología exista, sino también que las personas tengan acceso y sepan cómo utilizarla para sacar el máximo partido. Una tecnología desconocida o de uso complejo será más un freno que un elemento facilitador.

Conclusiones

  • Las redes generan conocimiento experto porque acumulan las experiencias de un gran número de personas dedicadas a temas similares.
  • En todas las redes, hay personas dispuestas a compartir su conocimiento y experiencias para ayudar a otros compañeros.
  • Es necesario ofrecer el apoyo necesario a estas personas para que compartan y permitan ahorrar así tiempo y errores a otros.
  • La tecnología seguro que está disponible. Una tecnología desconocida o de uso complejo será +1 freno que un elemento facilitador.